El cartonero tiene el oficio que consiste en recolectar cartón y otros derivados del papel por las calles de las ciudades para luego venderlos. La actividad se hizo muy importante en argentina en la ciudad de buenos aires después de la crisis económica y social del país a partir del año 1999, como respuesta al desempleo y la pobreza extrema en la que se encuentran muchos sectores populares. En 2002, se calculó que alrededor de 40.000 cartoneros trabajan en Buenos Aires.
- Características del oficio: llamamos cartonero a todo trabajador que con sus propias manos recupera residuos sólidos urbanos de las calles o de los basurales. También se los llama recuperadores urbanos, recicladores de base y tienen distintas denominaciones en otros países. El trabajo, en general, se desarrolla en el espacio público urbano, bajo las formas de trabajo independiente o cooperativo, aunque lamentablemente existen muchos casos de trabajo para otros o explotación infantil. Se diferencia del trabajo de Recolector de Residuos en que es un emprendimiento individual no planificado ni asalariado, llevado a cabo por particulares que obtienen modestas retribuciones en la venta del cartón y sus derivados.
- Oficio Relacionados: Carrero, Ciruja, Botellero, Reciclador.
- Cantidad de trabajadores: 100.000 (Argentina) 92 millones (en el mundo). Con la federación trabajan 500 cartoneros, con la unión de cartoneros local lo hacen 1500 y el resto se mueve en forma independiente.
Usualmente es practicado por familias, incluso a veces hasta por niños; además se utilizan animales de carga como caballos; por estas razones, mucha gente no está de acuerdo con este servicio ya que lucha contra el trabajo infantil y a favor de los derechos de los animales. El mercado laboral cartonero está fuertemente interconectado con el mercado de la basura.
Por lo general alquilan caballos: por semana cuestan entre 500 y 1000 pesos; por kilo de cartón, papel, vidrio o chatarra se paga cerca de 80 centavos y por las cuentas que hacen se llevan alrededor de 100 pesos por la jornada trabajada en la que no hay un horario límite. Lo máximo que juntan por día son 500 kilos de cartón, vidrio, chatarra de autos y electrodomésticos, los cuales determinarían un total de 400 pesos diarios. Estas recolecciones se venden en los depósitos de Altos de San Lorenzo, Los Hornos, San Carlos y Tolos. Según Graciela Fernández, presidenta de la Unión de Cartoneros Platenses, los cartoneros trabajan desde las 8 hasta las 15 y por mes se llevan 7000 pesos. Por tres a cuatro horas jornales en el centro de la ciudad se puede conseguir mercadería de 50 pesos o más.
MOVILIDAD
El uso de los caballos abre conflictos incluso entre entidades que los agrupan: la Unión de Cartoneros Platenses tratan de dejar de usarlos como medio de transporte y carga pero la Federación Argentina de Cartoneros y Recicladores no quieren abandonar la tracción a sangre.
En la federación defienden el uso de los caballos como herramienta de trabajo. Al ser consultados sobre la utilización de otros medios de transporte como la moto o la bicicleta la rechazan; ya que la moto implicaría sacar el registro, lo que tiene un costo que no pueden pagar y además mucha gente no sabe leer ni escribir.
La tracción de sangre es una modalidad de tránsito prohibida desde hace décadas, tanto que se mantiene vigente el decreto municipal del año 1969, el cual no permite la circulación de los caballos en las calles platenses. Hace dos años, por un censo que realizó el ministerio de Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires, se informó que había 700 carros circulando nada más que en La Plata. Por lo que vemos, hoy en día, ese número se habría duplicado. El proyecto para que las familias de cartoneros abandonen el uso de caballos no prosperó. Tampoco fue exitosa la campaña en las calles, los carros tirados por un caballo entorpecen.
Sin embargo, se intenta poner en práctica un nuevo modelo del carro para hacer la recolección en el centro. Va a ser puesto a prueba para que se puedan hacer modificaciones teniendo en cuenta que este es el prototipo de unos 50 carros. La construcción estructural es con hierro y material desplegado y la manija es de caño. La idea es que los cartoneros lo tiren cuando este vacío y lo empujen cuando tenga carga. Una vez que los cartoneros lo aprueben, comenzará la producción en serie para ir reemplazando a los actuales.
El Tren cartonero o Tren Blanco es un servicio prestado después de la crisis del 2001 en los ferrocarriles metropolitanos de Buenos Aires, en el cual trasladaban a muchos cartoneros desde el centro de Buenos Aires hasta los suburbios.
Los servicios comenzaron a ser prestados por las empresas Trenes de Buenos Aires (línea Sarmiento y línea Mitre) y Metropolitana (línea San Martín y línea Roca). Trasladaba entre 600 y 1000 cartoneros diariamente desde distintos lugares de Buenos Aires hasta retiro (línea Mitre) y estación Sarmiento.
Con respecto a la suspensión del servicio, primero se suspendió el Tren Blanco de la línea Sarmiento y luego de dos años suspendieron la línea Mitre. Los cartoneros respondieron con ciertas protestas en capital. El servicio cartonero de la línea San Martín sigue funcionando en la actualidad desde las estaciones de Chacarita y Pilar. Se intentó suspender el servicio por la renovación de material, pero la presión de sus usuarios lo impidió.
Los barrios donde más trabajan son Altos De San Martín, los Hornos, Villa Montoro, Villa Elvira y el Paligüe; también lo hacen en el centro pero corren el riesgo de que les secuestren los caballos y la mercadería.
Hoy en día los cartoneros se quejan ya que los encargados de departamento les cobran 100 pesos por entregarles papel y cartón; otros dicen que los generadores de grandes volúmenes de residuos como hoteles, empresas y restaurantes entregan el material a empresas privadas y dejan en desventaja a las cooperativas. El gobierno de la ciudad paga 2500 pesos por mes a los recuperadores urbanos, que recorren tres veces por semana la ruta asignada. Los cartoneros saben donde pueden hacer su trabajo y en qué lugares deben pagar por ello. Esta situación es muy común también entre encargados de limpieza, bancos, algunos supermercados de las grandes cadenas y los chinos quienes usualmente cobran por sacar los materiales reciclables.
La baja laboral que se registra en la actualidad, no se debe precisamente a una mejora en las condiciones laborales; de hecho los cartoneros manifiestan que muchos de los que realizaban esta tarea ahora viven con subsidios y se dedican a otras cosas que representan mejor ingreso.
UN COMENTARIO SOBRE EL TEMA
A veces, la periferia llega al centro, lo “invade” para llevarse una partecita de su bienestar a sus hogares humildes, se adueña del espacio público por algunas horas, como para recordarle a los satisfechos que existe otro mundo y que, tarde o temprano, va a emerger.
Cada día, en todas las ciudades del mundo, cualquiera que no quiera hacerse el distraído puede verlos, con amor, con temor o desprecio: cartoneros y demás. Caminando, en bicicleta, a caballo, en camiones destartalados, en familia, con hijos a cuestas, a veces tan chicos que apenas se ven las cabecitas asomando detrás de los bolsones llenos de cartón. Van a ganarse el pan de cada día con su trabajo, con el trabajo que el sistema les dejó o que su vida les condicionó. Son muchos, en cierto, pero son sólo la punta del iceberg, la vanguardia visible de un fenómeno que se oculta en su verdadera magnitud en los basurales, fundamentalmente en el interior de los asentamientos informales.
La economía popular tiene una característica que la distingue: los medios de trabajo están en el seno del pueblo, en el barrio, en la calle, entre los vecinos, en la naturaleza, no son propiedad de ningún capitalista. Es el conjunto de actividades laborales que el pueblo se inventó para sobrevivir fuera del mercado formal. Todos los trabajos que realizamos, los hacemos en lo que se denominan “unidades productivas”. Las unidades productivas son el conjunto de los medios de trabajo necesarios para generar ingresos. Son informales, precarios, y nuestras unidades productivas no pueden garantizarles condiciones dignas y estables de trabajo.
El trabajo de cartonero es de subsistencia.
El labor de cartonero es usualmente practicado por familias enteras (incluidos los niños) y se utilizan animales de carga, como caballos, para solventar el trabajo pesado. Es por esta realidad que la actividad permite posturas discordes entre aquéllos que luchan contra el trabajo infantil y a favor de los derechos de los animales, y los que priorizan las necesidades urgentes de los cartoneros y justifican el trabajo infantil y el uso de animales de carga como algo triste pero necesario para la subsistencia, ya que es producto de la precarización de la vida y falta de recursos de estos sectores. Esta última postura sostiene que la lucha debe ser contra las causas de la indigencia y no contra sus consecuencias. Asimismo, muchos cartoneros son discriminados o maltratados por su situación de pobreza o su aspecto que contrasta con los barrios ricos y lujosos de la ciudad, siendo cruel reflejo de la desigualdad social.
La figura del cartonero pasa a ser el símbolo de la crisis argentina del 2001-2003, y su imagen fue manipulada por los medios, ya sea con una connotación negativa como positiva, de acuerdo a la conveniencia. En general toda la prensa tendió, en este período, a mostrar a los cartoneros como los más pobres, víctimas de la violencia social. Sin embargo, los cartoneros, desde un primer momento fueron buscando alternativas a la situación de precariedad laboral.
Las transformaciones sociales y económicas impactaron en el ámbito pedagógico de los niños y adolescentes en particular, que fueron parte activa o testigos silenciosos de esa “vida cartonera”. Habría que diferenciar dos grupos etarios: los niños y adolescentes que entre el 2000/2001 salían a cartonear con sus padres que fueron perdiendo su escolarización regular y llegaron a la adultez sin haber completado sus estudios primarios o secundarios; y por otro lado los niños y adolescentes que han nacido en esa Argentina cartonera, de adolescentes y mujeres que no sólo llevaban una vida sufrida, sino que en muchos casos padecían desnutrición o mala alimentación.
En la actualidad los cartoneros son muy discriminados por juntar la basura y por prejuicios de las personas ya que la mayoría les teme, hay que tomarlos como trabajadores, ya que buscan trabajar para poder tener su pan de cada día.
TESTIMONIOS DE AMOR
Hoy en día es conocido el ‘Cartonero solidario’, quien prepara los festejos para el día del niño que brindará para todos los pequeños de su barrio San Rafael y también para los que quieran acercarse o participar. El cartonero se llama José Navarro, ya tiene juntados mil quinientos regalos que los ha recolectado con el carrito a lo largo de todo este tiempo. Él recibe y reparte entre 10 y 15 mil kilos de donaciones por semana.
Todos esos juguetes fueron entregados el domingo pasado, durante la celebración del día del niño, arrancando sonrisas por doquier, a chicos y grandes.
Finalmente, nos gustaría compartir el testimonio de una profesora anónima cuya historia figura en su blog personal: una lección de humildad y aprendizaje.
Era el crudo invierno del 2002. Lo recuerdo como si fuera hoy, en el fondo, fila del medio, muy delgadito, con sus ojos profundamente tristes tras unos anteojos iguales a los de John Lennon .Era un 3ro 6ta de Polimodal, turno tarde, de la escuela media de José C Paz donde me desempeño como profesora. M.S. (iniciales de su nombre) cabeceaba de sueño toda la hora, y concluía profundamente dormido. Pensé que serían mis clases sumamente aburridas, sin embargo, un día me pidió permiso para ir al baño, se sentía mal según dijo…y al levantarse y hacer dos pasos se desplomó en el piso. Cuando logró volver en sí, me susurró: “hace dos días que no como y estoy sin dormir porque acompaño a mi viejo a cartonear”… ¡qué fortaleza! , pensé en ese momento, a pesar de todo está aquí intentando terminar el secundario. Nunca supe más de él.
Milagros Braña, Érica Fernández y Giuliana Pucciarelli - 4° Año
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